MODERNA BUENOS AIRES
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16.11.2016

Clarin | La Escuelita, una usina donde se fraguó la nueva arquitectura argentina

El documental dirigido por Jorge Gaggero revela detalles de la legendaria institución alternativa donde se debatían los temas de la arquitectura y la ciudad en plena dictadura. Sus protagonistas. Por Berto González Montaner.

Resulta ser que ahora, lo que será el nuevo código urbanístico de la Ciudad tendrá un sesgo morfológico. Es decir, que lo que se pueda construir en cada lote no dependerá más del FOT y el FOS (esos índices que multiplicados por la superficie del lote decían cuánto metros se podían construir y cuántos ocupar de la planta baja del predio) sino que dependerán de la forma y el paisaje urbano circundante. La reflexión viene a cuento de celebrar el estreno de un documental que cuenta la historia de La Escuelita, un lugar de enseñanza alternativa de la Arquitectura en los años de la dictadura, donde aparecieron casi por primera vez estas ideas que se atrevieron a pensar la ciudad en función a la forma de su espacio público y del paisaje urbano. 

El miércoles pasado, unos 40 años después de su creación, se reunieron en el auditorio del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) para ver el avant premier muchos de los que pasaron por esa institución que marcó el rumbo de la arquitectura argentina.

Entre los presentes estaban Justo Solsona, autor de obras célebres como el edificio de ATC, hoy la TV Pública, el Rulero en el Bajo porteño y las torres Al Río en Vicente López; Eduardo Leston, creador de los edificios deportivos del Club de Amigos y del Parque Sarmiento, este último, hoy casi destruido; Ignacio "Pirincho" Lopatín, quien hiciera con Clorindo Testa los fantásticos departamentos de la calle Castex 3335; y Edgardo Minond, quien está a punto de inaugurar esa gigantesca plaza que esconde abajo el Centro de Convenciones y Exposiciones Buenos Aires, que también pronto abrirá sus puertas.

En el documental, dirigido por Jorge Gaggero y producido por el programa Moderna Buenos Aires del CPAU, el arquitecto Sandro Borghini cuenta cómo se inició esta movida en una cena con Rafael Viñoly en la víspera del golpe de militar a Isabel Perón. Viñoly era entonces uno de los principales proyectistas del estudio liderado por Solsona y era a quien todos miraban. Para sus pares, significaba la gran promesa local y todo un referente.

"Cuando sobre la medianoche regresábamos para la Capital, dice Borghini, nos fuimos cruzando con los tanques, que como habitualmente pasaba en los golpes de estado avanzaban sobre Buenos Aires. En esa cena, agrega, decidimos finalmente organizar un instituto dedicado a los problemas de la arquitectura, que luego con el tiempo sería lo que se iría a llamar La Escuelita". 

Hugo Salama, otro de los arquitectos que participó, primero como alumno y después como docente, resume ese momento así: "Se habían perdido los maestros, tuvimos una facultad terrible en la época de la dictadura. Se hablaba del 66 como algo mítico. Pero ya sabíamos que en el mundo había cierto despelote no solo político... sino que se estaba produciendo una revisión general de la problemática de la arquitectura".

Rafael Viñoly se juntó con Tony Díaz y convocaron a Justo Solsona y Ernesto Katzsenstein. A Solsona como armador y a Katzenstein como garantía de consistencia intelectual. Así fue, sellaron el acuerdo y en el año 1977 lanzaron el primer curso. En La Escuelita se animaron a experimentar. En los talleres se hacían ejercicios donde, por ejemplo, proponían rediseñar la Avenida de Mayo, el edificio Kavanagh o alguno de los docks de Puerto Madero que en ese entonces solo formaban parte del puerto abandonado. Jugaban con las formas, los materiales, con darle un nuevo lugar a la historia y a la ciudad tradicional que la Arquitectura Moderna había casi negado.

"Por primera vez, dice Tony Díaz (hoy ya fallecido) en el documental, los mismos arquitectos practicantes empezaban a estudiar la arquitectura y la ciudad". Los resultados fueron alucinantes. Dibujos magníficos y formas seductoras, que en la facultad estaban casi prohibidas, y que seguramente fueron el caldo de cultivo de donde surgieron edificios como el de ATC, las torres con remate a lo Kavanagh (como las gemelas de Plaza Las Heras), o el conocido popularmente como el Rulero.

Pero también, fue el ámbito propicio para que los arquitectos se pongan a pensar en términos de arquitectura y ciudad y aparecieran luego iniciativas como el plan de rehabilitación de la Avenida de Mayo, revalorizando esa arteria que estaba casi abandonada; o que madurara la idea de reurbanizar la antigua zona portuaria y la de crear el más nuevo de los barrios porteños, el actual Puerto Madero.

La Escuelita no solo fue el semillero y la "cueva" de estos arquitectos que dibujaron los nuevos paisajes urbanos; también allí se formatearon historiadores y críticos que ayudaron a entender los procesos más complejos del hábitat. De ahí salieron investigadores como Anahí Ballent, Fernando Aliata, Graciela Silvestre, Adrián Gorelik y Jorge Sarquis, entre tantos otros.  O Pancho Liernur, uno de los que lideró el área del pensamiento crítico de La Escuelita y quien, años más tarde, condujera desde el Instituto de Arte Americano la producción de los contenidos para esa obra fundamental de nuestra arquitectura, el Diccionario de la Arquitectura en Argentina.

Cuando finalizó la proyección, que podrá verse a partir de hoy y previa inscripción en Auditorio CPAU, en 25 de Mayo 482 (más info: www.modernabuenosaires.org), se veían caras muy emocionadas y algunas dejando correr unas lágrimas. Hubo fotos como la que se hizo 40 años atrás y que ilustra esta nota. Parecían esos equipos, como Los Pumas del 65 o la selección de Menotti, que realizaron alguna hazaña y se juntan para conmemorar. Y para celebrar algo que a pesar de los años no cambió: la pasión. En este caso, por la arquitectura.

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