MODERNA BUENOS AIRES
un programa

Edificio Maipú 429

1938

Oficinas

AUTORES

  • Arq. Carlos Vilar

UBICACIÓN

Maipú 429

San Nicolás

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MEMORIA

“El edificio de Maipú 429 fue publicado en mayo y junio de 1938, en Revista de Arquitectura y en Nuestra Arquitectura, respectivamente. Resulta difícil medir el impacto que tuvo su construcción en la ciudad que era Buenos Aires en la década del 30. Sin embargo queda claro que la ubicación en la esquina de Corrientes y Maipú, lo hace relevante en el horizonte del imaginario moderno en que se había convertido la calle Corrientes.

Por un lado las clases medias y bajas del suburbio, atraídas por el espectáculo del centro van a adaptar su gusto a la modernización racionalista, y por otra parte la formación de una cultura arquitectónica moderna, producto del recambio generacional de arquitectos, tanto como de la publicación de revistas de decoración y arquitectura de alcance transdisciplinar van a crear rápidamente una producción extensiva y popularizada del
racionalismo blanco.

Carlos Vilar se pregunta por las expresiones del racionalismo, buscando el límite y la discontinuidad entre la producción culta y la popular.

Maipú 429, forma parte de la maquinaria de renovación moderna del paisaje urbano, pero al mismo tiempo, y en ello reside su específica radicalidad, se inserta en el debate disciplinar basculando sobre dos aspectos: Carlos Vilar se pregunta por un lado como debe ser la ‘forma moderna’ y por otro, que específicas respuestas debe dar la arquitectura moderna a los hábitos domésticos y a las pautas culturales emergentes.
 
Tratar de desentrañar cómo Vilar responde a estas preguntas en los años 1937-39, y como lo hace específicamente en el caso de Maipú 429, viene a explicar parte de la historia de la arquitectura moderna en Argentina. 

Para la esquina de Corrientes y Maipú, Vilar proyecta un edificio de renta de unidades pequeñas y amuebladas, con servicios comunes en el último piso: bar, salón de té y servicio de comidas, cancha de squash, vestuarios y solarium.

En la planta baja, tomando todo el frente sobre Corrientes, la esquina y avanzando sobre Maipú se ubica un gran salón comercial. Originalmente iban a ser cinco, pero la tienda Modart, que lo ocupó hasta hace poco tiempo, los utilizó en forma unificada.

Finalmente sobre Maipú y recostado sobre la pared medianera, se encuentra el hall de acceso a los departamentos, una pequeña sala de espera, los dos ascensores, la caja de escaleras y las dependencias de portería. El edificio tiene treinta y seis departamentos distribuidos en seis pisos idénticos y el séptimo estaba destinado a la terraza y los servicios comunes.

Maipú 429 resulta un paradigma de la concepción programática en la que estaba trabajando Vilar para fines de la década del 30, y en estos términos, significativo en tanto respuesta a las preguntas sobre qué forma y qué modelo doméstico debe proponer la arquitectura moderna. 

Respecto a la forma en que debía proyectarse la arquitectura moderna, es evidente que para Vilar debían llevarse al límite las posibilidades de abstracción formal y de disolución de las marcas autorales. Para ello, en Maipú 429, diseña una fachada blanca tensada sobre la línea municipal sin establecer ninguna diferencia respecto a las calles Corrientes o Maipú, y la curva con que resuelve la ochava, lo mismo que la alternancia de franjas opacas y líneas de ventanas continuas exacerban la idea de plano único y tensado. La desmaterialización del basamento transparente y fuertemente sombreado por una larga visera que recorre todo el frente del edificio, la ausencia de remate y la contundencia del cuerpo central dan al edificio una apariencia ciertamente extrañada, abstracta y des-adjetivada.

En el interior del edificio,  Vilar continúa el proceso de extrañamiento de los cánones de la arquitectura en función de la búsqueda de abstracción. El hall de acceso es una de las experiencias más interesantes de la primera modernidad porteña, donde el mismo revestimiento de mármol travertino cubre piso, paredes y techo. Los espejos, el mobiliario mínimo y elegante de la sala de espera, los artefactos de luz diseñados por el propio Vilar en acero inoxidable y cristal esmerilado, la lograda unidad material crean un espacio de extraordinaria belleza, sumamente neutro, sereno y de suave iluminación mate. En los palieres, se repite el revestimiento de mármol travertino en pisos y paredes, con el mínimo equipamiento de un plano horizontal de apoyo, en el mismo material, debajo del número indicador del piso.

Sí en la fachada y en los espacios de uso común, Vilar opta por trabajar con la abstracción formal y la disolución del carácter autoral, como una asíntota de la máquina, en los departamentos, la arquitectura va a dar un paso hacia la conformación de un dispositivo habitacional, que anticipa tanto las experiencias de los años 60 como el control absoluto del electrodoméstico post-moderno y la casa inteligente. Para los departamentos, Vilar proyecta una especie de mueble-zócalo que rodea el perímetro de los departamentos, y contiene todos los objetos y mecanismos del equipamiento doméstico: “La cama Murphy de levantar con resortes, que se desempeña como lit de repós durante el día y que se presta a una limpieza perfecta, previéndose además en su moblaje un amplio ropero totalmente revestido en madera interiormente y dotado de bandejas y lugar para colgar ropa; un botinero, una cómoda, un lugar para guardar almohadas y ropa de cama, una mesa de luz embutida para guardar los dos teléfonos, el interno y el externo, un secretaire con biblioteca y estantes, una mesa plegadiza, un sofá que puede desempeñarse en caso de necesidad como cama de una plaza, un sillón, sillas, artefactos de luz embutidos, lámparas de luz difusa, perchero, bibliotecas” (Revista de Arquitectura, 1938). 

Para Vilar, “Todos los problemas usuales del inquilino han sido resueltos de manera radical en este tipo de viviendas: suprimiéndolos”  (Revista de Arquitectura, 1938). La importancia de Maipú 429 en la obra de Carlos Vilar, reside en el hecho extraordinario de alcanzar el borde de las posibilidades del primer racionalismo, en haber hecho del proyecto arquitectónico la fabricación de un dispositivo moderno que ordene tanto la vida doméstica como el paisaje urbano…"

Bibliografía

  • “Carlos Vilar. La ampliación de la Modernidad”. Arq. Norberto Feal. Relatores: Arqs. Jorge Cortiñas, Javier García Cano. Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas “Mario J. Buschiazzo. FADU-UBA, 2006.

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